Llevábamos tiempo con ganas de ir a probar el brunch del Jardín de Yume, ya que unos amigos nos lo habían recomendado mucho.
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¿Qué es un brunch?
La palabra brunch es la unión de las palabras inglesas «breakfast» y «lunch», así que sería una comida que se sirve entre el desayuno y la comida, generalmente entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
Solía estar asociado a personas de clase alta, ya que cuando los sirvientes tenían el día libre, les dejaban preparado un buffet con el brunch, para que comieran en su ausencia y no tuvieran que preparar nada.
En la actualidad, y sobretodo en el extranjero, se sirve en muchos hoteles y restaurantes y es muy típico ir de brunch los domingos. En España empezó a popularizarse hace no muchos años (al menos en Asturias), pero ahora prácticamente en todas las ciudades se pueden encontrar varios establecimientos que disponen de este servicio.
El Jardín de Yume
El Jardín de Yume, que lleva abierto cerca de dos años, se encuentra situado en pleno centro de Avilés, en la Calle San Bernardo, al lado de otros locales míticos de la ciudad, como el Pandora.
Además de su ya famoso brunch, tienen también ensaladas, hamburguesas, sandwiches,…
El brunch del Jardín de Yume
El brunch cuesta 25€ por persona, pero se puede conseguir bastante más barato gracias a Groupon. A nosotros nos salió por unos 12€ por cabeza.
Llamamos un par de días antes para reservar y cuando llegamos allí ya tenían nuestra mesa preparada. Nos la montaron en el interior del local, ya que en diciembre, y a las 10:30 de la mañana, no era cuestión de morir congelados en el jardín.
El brunch comienza con un zumo natural de naranja, zanahoria y jengibre, una macedonia de frutas y un yogur natural casero con nueces y miel. Todo estaba muy bueno. Además, en la mesa había una jarra con agua purificada.
También estaban ya en la mesa dos magdalenas caseras de naranja, que decidimos dejar para el final, para tomarlas con el café.
Después llega la parte salada del brunch, en la que nos dieron a escoger entre sandwich bikini (el clásico de jamón york y queso), o tostas con revuelto, pesto, espárragos trigueros y queso. Nosotros cogimos una de cada para probar las dos opciones.
Como ves, el Bikini venía acompañado de ensalada, y en lugar de ser el típico sandwich dividido en dos triángulos, venía en dos «rollitos». Muy original y bien presentado.
Todo estaba muy bueno, pero yo si volviera escogería sin duda las tostas, ya que el sandwich Bikini lo puedes comer en cualquier sitio, y las tostas es un plato mucho más innovador y estaban de muerte.
Una vez terminado lo salado, llegó el turno de lo dulce. Nos ofrecieron una pieza de bollería casera a cada uno para escoger. Como no sabíamos qué coger, dejamos que la persona al cargo escogiera por nosotros, y comimos una berlina y un croissant con tiras de frambuesa y relleno de mascarpone, que es la pieza de bollería estrella del Jardín de Yume por lo que nos contaron.
La berlina ni fu ni fa, estaba un poco seca para mi gusto. En cambio el croissant estaba espectacular. No pensé que me iba a gustar, porque a priori la combinación me parecía extrañísima, pero estaba buenísimo.
Una vez terminados los platos fuertes del brunch, nos ofrecieron la bebida caliente y nos decidimos por un capuchino, que estaba delicioso. Como ya eran casi las 12 del mediodía y hacía sol, decidimos trasladarnos al jardín con el capuchino y las magdalenas caseras de naranja, que era lo único que nos faltaba del brunch.
En el jardín, a dos alturas como el de todos los establecimientos de esa calle, se estaba de maravilla, así que fue la guinda perfecta para la agradable mañana que pasamos en el Jardín de Yume.
Sin duda un sitio muy acogedor y recomendable, tanto para el brunch como para tomar un café o comer algo.
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